Carta de Lucien Laugier a Werner Cohn del 17 de julio de 1988 sobre la crisis del PCInt en 1971-72 (extractos)
Nota introductoria del Grupo Barbaria
Publicamos la traducción al castellano de una serie de textos acerca de la escisión que vivió el PCInt-Programma Comunista en 1971 a partir de sus secciones escandinavas y algunas de sus secciones francesas (Saint Étienne, Lyon, Bourg, Le Mans y una parte de la de Marsella). En los argumentos tratados, nos parece que destacan toda una serie de reflexiones que son vitales hoy desde un punto de vista teórico para la preparación de la futura revolución y el desarrollo de nuestro partido histórico: la crítica al activismo y el inmediatismo sindical; la toma de distancia con el tercerinternacionalismo y a una perspectiva tradeunionista y kautskysta que se adapta a la clase obrera tal y como es en un período de paz social, y no de cara al proceso revolucionario futuro; la consideración del partido formal como ya existente y motor de la lucha de clases; la comprensión de que el capitalismo es una totalidad que ha socializado y unificado economía y política, lo que hace imposible pensar una actividad revolucionaria alrededor del dualismo sindicato-partido, etc. Las consecuencias de esto son muy importantes, pues explicaría que el proletariado se constituye en clase y en partido, superando ese dualismo, precisamente rompiendo con la paz social y con el sometimiento del proletariado al capital y a sus instituciones económicas, políticas y jurídicas. En definitiva, esperamos que la lectura de estos textos cumpla con su función esencial: ayudar en el proceso de clarificación programática hacia el comunismo.
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La segunda «crisis sindical» del PCInt en 1971[1], tal vez provocada indirectamente por la perplejidad del partido ante Mayo del 68, repitió el gran problema que había desgarrado al PCInternacionalista veinte años antes. El «activismo» criticado por Bordiga a los amigos de Damen se había instalado subrepticiamente en el PCInt porque en realidad el gran obstáculo a resolver no era el equilibrio entre análisis teórico y propaganda, sino su total falta de eco entre los trabajadores. Renunciar a intervenir en huelgas y sindicatos era impensable para una organización que no veía otra base para su audiencia entre los trabajadores que la concordancia con sus motivaciones inmediatas y concretas. Después de cada fracaso de su «táctica sindical», el PCInt declaraba haber sobreestimado las posibilidades de mostrar esta concordancia con motivo de tal o cual lucha obrera. Pero la verdadera causa de la «segunda crisis sindical» del PCInt residía en el activismo del «centro sindical» del partido, la sección de Florencia, que, para establecer su influencia en la CGIL, imaginó una «concordancia», un punto de encuentro con una supuesta fracción de sus miembros (si fuera real, sólo podrían ser estalinistas) que entró en total contradicción con los esfuerzos previos del partido por denunciar la fusión antiobrera y la ideología contrarrevolucionaria de esta central sindical. La sección de Florencia hizo campaña contra una propuesta de fusión entre la CGIL y las confederaciones socialdemócratas y cristianas bajo el lema de «defensa del sindicato de clase», que confería ipso facto el prestigio de una organización proletaria a una camarilla de burócratas controlados de arriba a abajo por los estalinistas y que, al igual que su homólogo en Francia, habían demostrado su valía en las recientes huelgas. La consigna florentina «salvemos la independencia de la CGIL» (que además perdió todo sentido al no producirse la fusión de las centrales sindicales) provocó una gran inquietud en las secciones francesas del PCInt, que, precisamente en aquel momento, comprobaban en persona la «función» de la CGT «de clase»[2], auxiliar de la policía contra los izquierdistas en las manifestaciones y listos para pasar al ataque y a la agresión contra los militantes maoístas.
La «segunda crisis sindical», sin embargo, estalló tras una discusión más general, a nivel histórico. Las secciones nórdicas del PCInt (Dinamarca, Suecia, etc.) conocían en sus países un sindicalismo ultramoderno, perfectamente integrado en el Estado, que ocupaba funciones de arbitraje en los conflictos (en beneficio de la patronal) y que era absurdo querer conquistar a posiciones revolucionarias, como implícitamente resultaba de las consignas difundidas por la sección de Florencia. Los «nórdicos» del PCInt se orientaron así hacia un estudio histórico serio del movimiento sindical, particularmente en Alemania. Descubrieron la existencia, poco conocida hasta entonces, de la divergencia de capital que oponía a los bolcheviques y a los comunistas de izquierda alemanes. No se encontraban ya satisfechos con las explicaciones poco convincentes proporcionadas sobre este punto por el centro del partido, preocupado sobre todo por justificar la posición adoptada por Bordiga en los años 1920. El estallido se produjo cuando los «nórdicos» quisieron exponer el resultado de su investigación durante la reunión en Marsella en septiembre de 1971 durante la cual fueron interrumpidos y reprendidos por los camaradas italianos presentes. Parecía que la cuestión no podía abordarse en el seno del PCInt: provocó una protesta tanto más apasionada cuanto que no se basaba en el conocimiento exacto de las cuestiones debatidas, sino en el apego a la tradición.
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[1] La primera crisis fue en sus orígenes, a finales de los 40 y principios de los 50 [NdT].
[2] Está comparando la CGIL italiana a la CGT francesa pues ambas eran las centrales sindicales dominadas por los respectivos partidos “comunistas” estalinizados [NdT].