Kommunist – Tesis sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación
Traducido por nosotros del inglés
Kommunist nº 1-2, Ginebra (1915)
Georgy Piatakov, Yevgenia Bosch, Nikolai Bujarin
- La época imperialista es un período de absorción de pequeños estados por grandes estados y de un constante rediseño del mapa político del mundo hacia una mayor homogeneidad estatal. En este proceso de absorción muchas naciones se incorporan al sistema estatal de las naciones victoriosas.
- La política exterior capitalista moderna está íntimamente ligada a la supremacía del capital financiero, que no puede abandonar la política del imperialismo sin amenazar su propia existencia. Por lo tanto, sería extremadamente utópico avanzar en las demandas antiimperialistas en el campo de la política exterior manteniéndose dentro del marco de las relaciones capitalistas. La respuesta a la política imperialista de la burguesía debe ser la revolución socialista del proletariado; La socialdemocracia no debe plantear exigencias mínimas en el campo de la política exterior actual.
- Por lo tanto, es imposible luchar contra la esclavitud de las naciones de otra manera que no sea mediante la lucha contra el imperialismo. Ergo una lucha contra el imperialismo; ergo una lucha contra el capital financiero; ergo una lucha contra el capitalismo en general. Desviarse de cualquier manera de este camino y avanzar tareas «parciales» de «liberación de las naciones» dentro de los límites de la sociedad capitalista, desvía las fuerzas proletarias de la verdadera solución del problema y las une con las fuerzas de la burguesía de la correspondientes grupos nacionales.
- La consigna “autodeterminación de las naciones» es ante todo utópica, ya que no puede realizarse dentro de los límites del capitalismo. También es nefasto, ya que es un eslogan que siembra ilusiones. En este sentido no se distingue en nada de las consignas de los tribunales arbitrales, el desarme, etc., que presuponen la posibilidad del llamado capitalismo pacífico.
- No debemos dejarnos llevar por el lado agitador de la cuestión y olvidar su conexión con otras cuestiones. Proclamar la consigna de «autodeterminación» para luchar contra «el chovinismo de las masas trabajadoras» sería cometer exactamente el mismo tipo de error que comete Kautsky, cuando proclama la consigna de «desarme» para la lucha contra el militarismo. En ambos casos el error radica en un examen unilateral de la cuestión. Pasa por alto la gravedad específica de un «mal social» dado; en otras palabras, examina la cuestión desde un punto de vista enteramente racional y utópico y no desde el punto de vista de la dialéctica revolucionaria.
- Los principales casos de aplicación concreta de la consigna del «derecho de las naciones a la autodeterminación» mediante la independencia o la secesión de un Estado son, en primer lugar, la anexión de territorio «extranjero» en el curso de una guerra imperialista y, en segundo lugar, la desintegración de una unidad estatal ya formada. En el primer caso, la consigna de «autodeterminación» es sólo una forma diferente de la consigna de «defensa de la patria», porque a menos que se haga un llamamiento a la defensa física de las fronteras estatales correspondientes, la «consigna» sigue siendo una frase vacía. En el segundo caso tenemos esencialmente las mismas consecuencias nocivas que con la consigna «defensa de la patria».
La atención de las masas proletarias se desplaza a otro plano; el carácter internacional de su acción desaparece; las fuerzas del proletariado se dividen; toda la línea táctica se mueve en la dirección de la lucha nacional y no de clase. Además, en este caso la consigna incluye también implícitamente [implícitamente] la consigna de «defensa», pues tras la consecución de la secesión, y la consigna del «derecho a la autodeterminación» presupone por supuesto tal posibilidad, ¿no es necesario defender la «independencia»? De lo contrario, con los peligros constantes de la época imperialista, ¿por qué “exigirlo» en absoluto?
Luchar contra el chovinismo de las masas trabajadoras de una nación que es una gran potencia reconociendo «el derecho de las naciones a la autodeterminación» es lo mismo que luchar contra este chovinismo reconociendo el derecho de la «patria» oprimida a defenderse.
- La desviación de la atención del proletariado hacia la solución de los problemas «nacionales» es extraordinariamente dañina, especialmente ahora, cuando se ha planteado la cuestión de movilizar las fuerzas del proletariado a escala mundial, en la lucha internacional para derrocar al capitalismo. La tarea de la socialdemocracia en el momento actual es la propaganda a favor de una actitud de indiferencia hacia «la patria», «la nación», etcétera. Esto no presupone en absoluto una formulación «estatal» de la cuestión (protesta contra el «desmembramiento»), sino que, por el contrario, la plantea de un modo radicalmente revolucionario con respecto al poder estatal y al sistema capitalista en su conjunto.
- De ello se desprende que en ningún caso y bajo ninguna circunstancia apoyamos al gobierno de una gran potencia que reprime la insurrección o la rebelión de una nación oprimida. Al mismo tiempo, no movilizamos fuerzas proletarias bajo la consigna del «derecho de las naciones a la autodeterminación». Nuestra tarea en este caso es movilizar las fuerzas del proletariado de ambas naciones (conjuntamente con otras) bajo la consigna de la guerra civil de clases por el socialismo y hacer propaganda contra la movilización de fuerzas bajo la consigna del «derecho de las naciones a la autodeterminación”.
- En el caso de los países no capitalistas o con un capitalismo embrionario (por ejemplo, las colonias), podemos apoyar el levantamiento de las masas populares como algo que debilita a las clases dominantes del continente europeo y que no divide a las fuerzas proletarias. Esto es así porque, en este caso (a) no se trata del socialismo; y (b) las fuerzas movilizadas aquí no son las del proletariado internacional, sino las fuerzas nacionales de la burguesía, que ayudan objetivamente al proletariado del continente europeo.
- Además, la consigna del «derecho a la autodeterminación» no responde concretamente a la cuestión relativa a una determinada nación
- Una identidad esencial («ayuda al imperialismo») no se deriva de una similitud formal entre la posición desarrollada en estas tesis y la posición de Cunow und Konsorten [y compañía]. Basar una objeción en la «ayuda» en este caso significa recorrer el camino allanado por Kautsky.