Tasa de ganancia y tasa media de ganancia
Entender cómo se comporta la tasa de ganancia es el primer paso para comprender cuáles son los límites internos del capital, por qué nos encontramos ante una profunda crisis del valor, por qué el capitalismo es intrínsecamente contradictorio, o por qué es un sistema abocado a límites internos cada vez más acuciantes.
Para empezar, partamos de un ejemplo muy simple para repasar otras categorías explicadas previamente. Imaginemos que el capitalismo funciona como una única fábrica mundial, como Marx desarolla durante el primer libro del Capital.
El proceso de producción capitalismo no busca simplemente sumar recursos con unos valores determinados y distribuir esa misma cantidad de valor, porque sería absurdo. El propósito del proceso de producción no es producir bienes, sino producir mercancías, que haya un proceso de valorización. Es decir, crear valor a través de la mercancía fuerza de trabajo, y de esta forma, que el capitalista se asegure la obtención de una ganancia.
- El punto de partida para ese proceso es el dinero (D) con el que se compran mercancías (medios producción + fuerza de trabajo), que sirven para producir nuevas mercancías que se pueden vender a cambio de más dinero. Por tanto, el objetivo es lograr más cantidad de dinero (D), o sea enriquecerse. Como se trata de aumentar la cantidad de D final, su representación será D’, siendo la diferencia entre D’ y D (dinero ganado vs dinero invertido) la ganancia.
- El capitalista toma el dinero, y lo intercambia por dos tipos de mercancías que transforma en capital: la fuerza de trabajo y los medios de producción (materias primas, energía, maquinaria). El capital constante es el representado por los medios de producción, mientras que el capital variable es la fuerza de trabajo. Se denomina capital constante precisamente porque solo tiene la capacidad de transmitir su valor al producto. Por otro lado, la fuerza de trabajo tiene la capacidad de reproducirse a sí misma, y, además, crear plusvalor, porque como ya comentamos, el capitalista no compra la totalidad del trabajo que produce un trabajador, sino su fuerza de trabajo, su capacidad de producir valor.
- La tasa de plusvalor (pv’=pv/v) es la expresión del grado de explotación de la fuerza de trabajo por el capital. Es decir, la relación entre el plusvalor generado por el trabajador, y el capital variable invertido en el proceso productivo.
- Sin embargo, el capitalista no solo ha invertido V (fuerza de trabajo), también ha invertido C (medios de producción). Lo que se presenta ante el capitalista no es solo el coste del salario del obrero, sino el capital total que ha tenido que anticipar (D), y lo que ha ganado con la inversión. Para él capitalista, el foco está en el total del capital invertido, no solo en el capital variable. Lo realmente importante para él es el paso de D a D’ (ganancia).
- Por tanto, lo que determina en el capitalismo si se produce, o no se produce, y qué se produce es la necesidad de los capitalistas de tener una ganancia (la suma que obtienen los capitalistas después de llevar a cabo adelante una producción y que se venda la mercancía que se produjo). Lo que determina las decisiones del capitalista (invertir o no) es la tasa de ganancia, es la rentabilidad que va a sacar de D a D’, y que definida por la relación entre la plusvalía generada, y el total del capital invertido (g’=pv/(c+v)).
- En este caso, tenemos a un capitalista que está invirtiendo D=6.000 euros (2.000 euros de capital constante en forma de máquinas, y 4.000 euros de capital variable en forma de fuerza de trabajo).
- Los trabajadores de esta empresa dedican 400 horas de su jornada a reponer su salario, que es el coste que le ha supuesto al capitalista. La otra mitad de la jornada, esas 400 horas restantes representan el trabajo excedente (el trabajo no pagado) del que se apropia el capitalista en forma de plusvalía. En otras palabras, los trabajadores durante 400 horas trabajarán para producir las mercancías necesarias para pagar el coste de su salario, y durante las otras 400 horas producirán mercancías extra para que el capitalista se apropie de ese beneficio.
- Aquí, por tanto, la tasa de plusvalor (pv’=pv/v=4.000/4.000=100%). Es decir, el capitalista es capaz de explotar un 100% a esos trabajadores, ya que el plusvalor que están generando es igual al coste que le está suponiendo al capitalista (el salario).
- Mientras que la tasa de ganancia (g’=pv/(c+v)=4.000/(2000+4.000)=66,7%). Es decir, el capitalista que está invirtiendo un total de D=6.000 euros (2.000+4.000) genera una ganancia de 4.000 euros, y por tanto está obteniendo un 66,67% más de lo invertido (D’=10.000 euros).
Ahora bien, a pesar de lo complejo del asunto, el ejemplo que hemos puesto tiene trampa, porque como hemos indicado al principio, parte de la premisa de que el capitalismo funciona como una única fábrica mundial, y por tanto en nuestro ejemplo la plusvalía, es lo mismo que la ganancia (g=g’*D=0,67*6.000=4.000, o lo que sería lo mismo, g=D’-D=10.000-6.000=4.000; y pv=pv*v=1*4.000=4.000, por tanto, g=pv=4.000 euros). Pero si la ganancia es lo mismo que la plusvalía, y sabemos que la plusvalía solo se puede crear a través del capital variable, de la fuerza de trabajo, ¿estamos diciendo que las empresas deberían evitar el usar máquinas porque implican una producción menor de plusvalía, y por tanto una menor ganancia?, ¿entonces, por qué el capitalismo tiende históricamente a innovar y a desarrollar la tecnología cada vez más?, ¿por qué las empresas no invierten más en fuerza de trabajo, y menos en máquinas?, ¿significa eso que una empresa como Toyota con fábricas hiper automatizadas es mucho menos rentable que una empresa textil de un país como Bangladesh, típicamente nutridas fundamentalmente de fuerza de trabajo?
La respuesta a todas estas preguntas es que la plusvalía no es lo mismo que la ganancia, porque el capitalismo no funciona como una única fábrica mundial. Hay un rasgo que es intrínseco al capitalismo, y no se puede separar de él, y es la competencia. No se puede entender cómo se desarrolla la dinámica capitalista sin introducir a la competencia en la ecuación. Hasta ahora con los ejemplos estábamos teniendo en cuenta capitales aislados, no había competencia, pero para comprender cómo funciona la ganancia, tenemos que entender cómo se relacionan socialmente los capitales. Vamos a tratar de entenderlo a través de un ejemplo para ver cómo se determina la ganancia en un escenario en el que existe competencia, y explicar por qué la fábrica de Toyota sí es rentable, aunque no genere tanta plusvalía.
- Hay dos empresas con distintas proporciones de composición del capital. Por un lado, una empresa textil (menos tecnificada, por tanto, tendrá mayor V y menor C), y una empresa de automóviles (más tecnificada, y que por tanto tendrá mayor C y menor V).
- Las dos empresas tienen una tasa de plusvalía del 50%, eso significa que el grado de explotación de sus trabajadores es el mismo, pero como tienen diferentes composiciones de capital, la empresa textil, que tiene más V, será capaz de generar más plusvalía, mientras que la empresa tecnológica generará menos.
- ¿Qué es lo que pasa con la tasa de ganancia? En teoría, con lo que hemos explicado hasta ahora, la empresa textil tendría una tasa de ganancia del 40% (g’=pv/(c+v)=4.000/(2000+8.000)=40%), mientras que la empresa automovilística tendría una tasa de ganancia del 10% (g’=pv/(c+v)=1.000/(2000+8.000)=10%). Pero entonces, es natural que nos preguntemos de nuevo, ¿estamos afirmando que forzosamente las empresas más automatizadas son menos rentables que aquellas empresas que hacen un menor uso de la tecnología? Es una duda más que razonable teniendo en cuenta que a diario somos testigos precisamente de lo contrario.
- Como hemos comentado, ahora entra en juego la competencia, y es que es precisamente este atributo inseparable de la economía capitalista la que va a determinar que las tasas de ganancias no se determinan individualmente, sino que tienden a confluir en torno a una tasa media de ganancia. ¿Qué es lo que pasaría ante esta situación hipotética en el capitalismo?
- Si estas dos fueran las únicas actividades económicas del capitalismo, la alta rentabilidad del sector textil atraería a otros capitalistas, lo que provocaría un aumento de la producción textil, una bajada del precio, y, por tanto, una reducción de la ganancia, es decir, la tasa de ganancia disminuiría teniendo al equilibrio medio.
- Por otro lado, en nuestro ejemplo, el caso el sector automovilístico tiene una rentabilidad por debajo de la rentabilidad media. En la práctica, ningún capital puede aceptar resignadamente una rentabilidad inferior al promedio, ya que acabaría desapareciendo. Todos aquellos capitales cuya ganancia sea considerablemente menor que la promedio, tienden a desparecer, y, por tanto, las tasas de ganancia individuales de los que sobreviven vuelven a confluir en torno a la tasa media de ganancia.
Para tratar de verlo de una forma más visual imaginemos un atasco en una carretera en la que existen varios carriles. ¿En qué carril se va más rápido en un atasco? Está claro que, si uno de los carriles es más ágil, siempre habrá conductores con más prisa que tiendan a cambiarse a ese carril, pero una vez se hayan cambiado, no uno, si no varios conductores al carril más rápido, habrá muchos más coches, y, por tanto, será más lento, es decir, la velocidad entre un carril y otro tenderá a equilibrarse. Esto no significa que la velocidad sea siempre igual en los dos carriles, sino que cuando uno sea más rápido atraerá a otros conductores, y cuando uno sea más lento expulsará a conductores, por lo que la velocidad de ambos carriles tenderá a equilibrarse. De modo que, ¿en qué carril se va más rápido en un atasco?, puntualmente un carril puede ser más rápido que el otro, pero la velocidad tenderá a ser la misma en ambos carriles por el propio movimiento de los coches que se ven incentivados a ser más rápidos.
La competencia inherente al capitalismo provoca que la tasa de ganancia individual de cada capital tienda a confluir en torno a una tasa media. Por un lado, ningún capital se resignará a estar invirtiendo su dinero sin obtener una buena rentabilidad, y si esa rentabilidad está por debajo del promedio, esa empresa con el tiempo desaparecerá, lo que provocará una subida de la tasa de ganancia media. Por otro lado, aquellos capitales que, por cualquier motivo, sean capaces de obtener un extra de rentabilidad, precisamente ese extra, ejercerá un “efecto llamada” sobre otros capitales, lo que provocará que la tasa media de ganancia disminuya. Es precisamente a través de ese mecanismo de pugna, como la tasa de ganancia tiende a nivelarse en torno a una tasa de ganancia media, y esta es importante porque va a determinar el reparto de la plusvalía entre los capitalistas. Si volvemos al ejemplo del diagrama, la plusvalía que produce el sector textil no se la apropian esos capitalistas directamente, porque la plusvalía no es igual a la ganancia, y la ganancia tiende a nivelarse en torno a la media. Si la tasa de ganancia media es del 25%, y las ganancias se equilibran en torno a esa tasa, realmente la empresa textil estaría ganando un 25% de la D invertida (D=c+v=2.000+8.000=10.000 euros), es decir, 2.500 euros, mientras que su plusvalía equivaldría a 1.000 euros; y la empresa automovilística estaría ganando también un 25% de lo invertido (D=c+v=2.000+8.000=10.000 euros), es decir, 2.500 euros, mientras que su plusvalía equivaldría a 1.000 euros.
Que unos capitalistas produzcan individualmente una mayor cantidad de plusvalía, no significa que esos capitalistas se puedan apropiar de esa plusvalía. Para tratar de explicarlo de otra forma, Marx lo ejemplifica comparando a los capitalistas como si fueran accionistas de una misma empresa en la cual las participaciones en las ganancias se distribuyen equitativamente, y se diferencian según la magnitud del capital invertido. Es decir, que el determinante de la ganancia de un capital individual tiende a ser su peso relativo en el capital, y no la plusvalía producida por él directamente. O lo que es lo mismo, precisamente porque el valor es una relación social, la plusvalía se reparte socialmente en forma de genancia entre los distintos sectores capitalistas, igualándose a través de la formación de la tasa media de ganancia.