Tercer comunicado de los padres de Serge
Traducimos y difundimos el tercer comunicado de los padres de Serge, el compañero herido gravemente en la manifestación contra los embalses de Sainte-Soline
La amenaza de disolver uno de los colectivos [Les soulèvements de la terre] que convocaron una manifestación contra los embalses el 25 de marzo es una nueva ilustración del desprecio que este régimen expresa hacia cualquiera que quiera bloquear la política que está llevando al servicio de la burguesía. Se trata de dar crédito a la idea de que los miles de manifestantes presentes en Sainte-Soline eran niños sin ninguna autonomía, que llegaron allí bajo la influencia de algún poder oculto.
La amenaza de disolver las estructuras que organizan la solidaridad contra la represión es otro reflejo de este desprecio, que consiste en hacer creer a la gente que ella misma, a nivel popular, es incapaz de organizarse para defenderse.
Sin embargo, lo que ocurre hoy en Francia es todo lo contrario.
En Sainte-Soline, no había «azules» y «negros» de un lado y «familias» del otro.
Las decenas de miles de personas que participaron en esta manifestación prohibida sabían que los que tenían más movilidad formarían parte de la comitiva encargada de abrir el camino hacia la cuenca, y nadie disoció a los «no violentos» de los «violentos», a los manifestantes «buenos» de los «malos». La complicidad entre ellos era evidente. Estas decenas de miles de personas actuaron juntas, cada una según sus posibilidades, contra el modelo capitalista representado por los tanques y a pesar de las amenazas de represión del Estado. Y fueron capaces, juntos, de resistir físicamente al brazo armado del Estado.
La violencia estuvo del lado de la policía, que se ensañó con todos los manifestantes.
Los 200 heridos de Sainte-Soline —entre ellos nuestro hijo Serge y Mickaël, los más graves— no son el resultado de una «mala gestión del orden», de errores de tal o cual persona, o simplemente fruto de la casualidad. El responsable de estos 200 heridos es un Estado cuyo único objetivo, en el periodo actual, es poner de rodillas toda protesta social para gestionar mejor la explotación del trabajo en los años venideros, ante la crisis que atraviesa el capitalismo para perpetuarse.
La represión policial y legal es omnipresente y se extiende como la miseria sobre el mundo pobre, pero no nos dejaremos encerrar en una lucha contra esta represión que monopolizaría todos nuestros espacios y nuestra visión de la vida. Porque nuestro mundo es también un mundo de lucha, y la lucha es la fiesta. La fiesta son las barbacoas de los chalecos amarillos en las rotondas; son los gritos y cantos en las manifestaciones contra la reforma de las pensiones; es la expresión creativa y colorista que pueden tener las manifestaciones de mujeres o de gays; son las huelgas o las ocupaciones en las que los trabajadores se descubren en su lugar de trabajo; son los alegres bloqueos de carreteras o de institutos…
Contra la represión, estos espacios de lucha y celebración dan testimonio de que el mundo debe cambiar de base, y de que tenemos dentro de nosotros, ahora mismo, la capacidad de lograrlo potenciándolos y ampliándolos.
No necesitamos ninguna «figura» o partido que nos muestre el camino a seguir llevándonos de la mano.
Mantendremos nuestra unidad en la misma lucha contra la ordenación del territorio capitalista, y nuestra solidaridad contra la represión. No se mata a un movimiento declarando disueltas algunas de sus estructuras o prohibiéndolas.
La disolución o las prohibiciones no cambiarán nada.
Y no cederemos a los discursos para retractarse de los partidos políticos que siguen intentando hablar en nuestro nombre cuando ya no representan gran cosa.
Debemos tener confianza en nosotros mismos para repeler la embestida del Estado policial, así como la de la extrema derecha al acecho.
Los padres de Serge,
12 de abril de 2023
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