n+1 – La tormenta perfecta. Informe de la reunión del 26 de julio de 2022
Traducimos y publicamos el informe de la reunión del 26 de julio de 2022 de los compañeros de n+1
La reunión del martes por la noche, con la presencia de 13 compañeros, comenzó con algunas consideraciones sobre la situación climática y medioambiental.
En Saluzzo, en el Piamonte, cayeron piedras de granizo de 10 centímetros durante una tormenta, devastando los cultivos. En las últimas semanas se han alcanzado los 60 grados en la India, y en España se están registrando situaciones similares. La situación es alarmante también en Francia e Inglaterra, donde se han registrado temperaturas máximas récord. Estos datos recuerdan a ciertas tramas cinematográficas en las que un cambio climático repentino acelera los fenómenos catastróficos que conducen al fin del mundo. Los expertos coinciden en que, aunque el cambio actual es grave, no estamos ante fenómenos como los de otras épocas pasadas. El cambio climático actual se debe a causas humanas distintas de las geológicas. Es el producto de la interacción del hombre con el medio ambiente, y hay que tener en cuenta los fenómenos de polarización social, una suma de concausas que puede llevar a efectos imprevisibles. De hecho, la crisis económico-social material avanza al mismo ritmo que las revueltas en las plazas revueltas, países enteros en colapso (Sri Lanka), huelgas generales de decenas de días (Panamá), fenómenos que se extienden a escala mundial. Estamos asistiendo a una aceleración, la mezcla para la tormenta perfecta, un término que tomamos prestado de la burguesía, pero que encaja bien con las predicciones catastróficas de Marx.
Una era geológica es completamente diferente de un fenómeno particular que golpea a una clase. Los fenómenos inmediatos (olas de calor, tormentas eléctricas, etc.) son causados por la contaminación de la atmósfera, y la actividad depredadora de nuestra especie no sapiens, que está erosionando las posibilidades de nuestra supervivencia biológica, ciertamente juega un papel. La sociedad comunista heredará una situación desastrosa: si se piensa en la preservación de la especie, la previsión es crucial, hay que actuar con anticipación, mientras que lo que realmente importa a la burguesía es el interés inmediato, el negocio.
Las crisis económica, social y medioambiental están relacionadas. Estas crisis no maduran de forma ordenada, lineal y gradual, por lo que es difícil hacer predicciones y responder a las preguntas habituales sobre el momento de la revolución. Sin embargo, se pueden hacer reflexiones dentro del método materialista que no concede nada a la arbitrariedad. Hemos tratado de explicar estos fenómenos con lo que la propia burguesía ha desarrollado, desde la dinámica de sistemas de J. Forrester hasta los juegos de guerra. Los estados proponen modelos abstractos y esquemas cognitivos como temas de estudio para sus jóvenes, los burgueses son más clarividentes que los pseudorevolucionarios.
El cine estadounidense ha anticipado desde catástrofes hasta virus, pasando por asteroides o el cambio climático. Hay un gran inconsciente colectivo que obliga a la especie a salvarse. La humanidad viene a criticarse a sí misma. Por ejemplo, se está dando cuenta de que está destruyendo la biodiversidad y cree que puede resolver la dinámica creando bancos de semillas. Pero sólo habrá una respuesta colectiva a los fenómenos inminentes cuando la humanidad tenga una clara comprensión de su papel y su tarea en el planeta.
Los mecanismos son tan catastróficos que, además de deshacernos de las categorías capitalistas (clases, estado, dinero, valor), tendremos que trabajar para romper el ciclo de entropía desencadenado por el propio capitalismo. Con la revolución neolítica, el hombre había logrado un equilibrio para sobrevivir y siguió así durante milenios, mientras que hoy ese equilibrio ya no existe. Por aquel entonces, los grupos de cazadores-recolectores habían pasado a la domesticación de animales y plantas, a lo que se sumó el trabajo del metal y otras técnicas. Hoy en día, un salto así es inimaginable; la ultraespecialización del capitalismo impide al ser humano salvaguardar su supervivencia. El futuro salto revolucionario incluirá la inversión de toda la praxis social, no sólo de algunos aspectos limitados. En el artículo «Persistencias del comunismo a lo largo de la historia de la humanidad» vimos cómo el comunismo nunca abandona a la humanidad, herencia del pasado y anticipación del futuro. En el ámbito de las respuestas prácticas a los fenómenos naturales, existen edificios climatizados desde tiempos remotos. Es más caro en términos de energía enfriar una habitación que calentarla, y ya existen técnicas funcionales sin disipación de energía. Otro ejemplo son las prácticas de cohabitación (cohousing), que demuestran cómo los seres humanos son capaces de organizarse de forma comunitaria, un recurso que toma el relevo cuando se trata de resolver un problema grave. Estamos condenados a vivir en este planeta y debemos encontrar la manera de afrontar los problemas del propio planeta también para evitar la extinción de nuestra especie (Tesis de Nápoles). Algunos camaradas sugirieron hace años que habláramos de la sociedad comunista desarrollada como una reapropiación del metabolismo originario y, precisamente, de las leyes de la vida. La especie liberada de las restricciones de este sistema podría prepararse con antelación para las calamidades, lo que es imposible hoy en día dado el limitado horizonte de la burguesía.
Para terminar, un compañero informó de algunas noticias sobre la (nueva) burbuja inmobiliaria en China. El capital se mueve más rápido que los hombres. La construcción también ha explotado gracias a los diferentes tiempos de percepción entre el capital anónimo, sin capitalistas, que movía el hormigón y las grúas, y los hombres, con sus propios tiempos. La huida del beneficio a la renta no ha empezado hoy. En Japón, en los años 80, los precios en el centro de Tokio se habían disparado hasta cifras increíbles. Los economistas clásicos habían escrito un artículo «Las casas que salvaron al mundo»: en realidad, el rescate fue sólo aparente y temporal, pero se había puesto en marcha una tendencia a la quiebra económica. En China, la velocidad de esta dinámica es aún mayor: el capital sigue su camino porque la atracción de la renta es irresistible. Este mecanismo es el que llevó a Marx a decir: «Cuanto mayor es el desarrollo de la civilización en un país, más gigantesco es el tributo que la sociedad paga en forma de excedentes a los grandes terratenientes». Y, por supuesto, sabemos que el exceso de beneficios de los capitalistas significa más plusvalía extraída del trabajo de los proletarios en sus empresas.
La deconstrucción urbana y la biodiversidad van de la mano: los edificios/monstruos de cientos de plantas son ultradisipativos, habitados por miles de personas/sardinas, muy difíciles de abastecer de materia y energía. Hoy tenemos ciudades de 30 millones de habitantes en China, Ciudad de México tiene 25 millones, Tokio 28, El Cairo otros 20. Está claro que, al margen del prurito de los «izquierdistas» por lo ecológico y lo sostenible, el hombre se está urbanizando a un ritmo sin precedentes, la catástrofe ya está en marcha.