No pueden admitirlo
Se trata de echarle una mirada a la marcha de la economía global. No se presentarán aquí modelo sofisticados; nos importa pulsar cuál es el momento de la economía capitalista y las tendencias para el futuro, a corto y medio plazo, sin olvidar las grandes tendencias que desde hace décadas se dibujan en la historia del sistema.
A 9 años del comienzo de la crisis1 la economía global no termina de despegar de una forma consistente en lo que economistas y políticos anhelan como la indispensable recuperación económica que debiera sacar a las sociedades del marasmo en el que se hallan sumidas. Tan prolongada crisis, en la que se han probado herramientas de las disponibles en el arsenal de las políticas económicas, ha puesto de relieve, además, la esterilidad de las mismas y ha puesto de manifiesto que su ineficacia está asociada a la lógica compartida con la dimensión real de la actividad económica.
Se han probado recetas austeritarias duras y keynesianas blandas y ninguna ha conseguido impulsar la tan deseada recuperación. Los síntomas de recesión en la economía mundial son insistentes. En el 4º trimestre, la caída de beneficios en las empresas no financieras USA ha sido del 15,35%. La serie histórica más larga (desde 1950) indica que una caída tal ha sido seguida de una recesión, salvo en 1986 que fue seguida del crack de la bolsa de 1987.
Pero no sólo es la economía USA la que manifiesta señales de estancamiento. En Japón, el ritmo de crecimiento sigue siendo moderado con una falta de dinamismo tras el descenso del 0,35% del PIB en el último trimestre del 2015. En Reino Unido, el ritmo de expansión del PIB se ha moderado en este trimestre y no sólo por la incertidumbre asociada al Brexit.
En China, se consolida la tendencia a una desaceleración continuada del crecimiento en un contexto en el que las autoridades intentan compatibilizar el aterrizaje de una economía acostumbrada a tasas de crecimiento superiores a dos dígitos y que ha producido un gigantesco problema de sobrecapacidad, asfixiante en el actual contexto de estancamiento de la economía global y a la que pretenden buscarle salida por la vía del consumo interno.
En la UE se mantiene un moderado ritmo de crecimiento basado en el consumo interno y debido en su mayor parte a los efectos de los bajos precios del petróleo, a la política monetaria expansiva del BCE y a los efectos positivos dela relación del euro con el dólar; pero estos factores, salvo las masivas compras de activos por el BCE2, se van diluyendo.
En las economías emergentes, en fin y por terminar este somero repaso de la situación económica, el ritmo de crecimiento sigue siendo débil con economías en recesión como Brasil y Rusia y con la incertidumbre de los mercados de materias primas y financieros.
La situación de estancamiento es percibida por la Reserva Federal que en contra de sus previsiones anteriores no parece decidida a subir los tipos de interés en junio por los efectos desfavorables sobre una economía global en contracción y sus efectos especialmente sobre las economías emergentes. Pero también los mercados bursátiles reflejan esta atonía y sigue sin producirse el tan ansiado rebote después de la tendencia a las ventas del primer trimestre; el Ibex 35 lleva diez sesiones incapaz de cerrar una sesión sobre los 8800 puntos3.
Por el contrario continúa batiendo récords la actividad emisora de deuda privada, sin duda estimulada por las compras de bonos corporativos por el BCE; solo en lo que llevamos de mes en España se han producido emisiones por valor superior a los 5000 millones. En busca de la recuperación que nunca llega el BCE está inundando de liquidez los mercados sin que ello esté teniendo efectos de estímulo apreciable sobre la economía real.
Preguntado al respecto, el presidente de la Reserva Federal alemana se enfadaba ante la posibilidad del dinero helicóptero pero lo cierto es que es a lo que estamos asistiendo en la tardía e ineficaz reacción del BCE a la atonía económica de la zona euro.
Las instituciones rectoras del capitalismo global se muestran incapaces de encontrar la virtuosa senda que le permita sacar a la economía global del estancamiento. No pueden admitir que la crisis que dicen combatir está alojada en el núcleo mismo de la lógica de funcionamiento del sistema, la producción de valor, y que es esta lógica la que se encuentra seriamente afectada.
No pueden admitir que el motor de funcionamiento de la economía capitalista basado en la búsqueda de rentabilidad del capital y la obtención del máximo beneficio está serrando- y parece que de forma irreversible-la rama de la que cuelga el sistema que no es otra que la explotación del trabajo asalariado, cuyo peso disminuye continuamente por unidad de producto.
No pueden admitir que desde hace décadas la sociedad basada en el trabajo es cada vez menos capaz de proporcionar empleos decentes y, en forma creciente, cualquier tipo de empleo, incluso después de salarizar funciones antes atribuida a las familias o a los grupos comunitarios.
No pueden admitir que no hay economía capitalista, que no hay economía, sin el trabajo pero que los portadores de fuerza de trabajo, las mujeres y hombres que trabajan, no son una mercancía y que esta contradicción tiene puesto plazo a la pervivencia de su economía y su civilización.
No pueden admitirlo, van a desaparecer.
18 de mayo de 2015
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1 En estas páginas se ha señalado varias veces la improcedencia teórica de hablar de la “crisis del 2007”. Con esa cautela, utilizamos la expresión por mor de brevedad
2 Activos acumulados por el BCE a través de los diferentes programas de bonos y cédulas hipotecarias 1,08 billones de euros. Con ello, el exceso de liquidez en la zona euro está ya en el nivel de los momentos más críticos del 2011 y 2012 y lo depositado por los bancos comerciales en el servicio de depósito a un día es de 303.000 millones
3 El día que se escribe esta nota abre con 8641 puntos, un -0,67% menos que la sesión anterior.